lunes, 17 de octubre de 2016

Vlue

Fue aquella fatal noche en que todas las perspectivas frontales del mundo se rebelaron, el caos imperó cuando desparecieron esos puntos de fuga elementales. La gente ya no tenía pasillos para llegar a su destino, túneles, callejones, incluso ríos y pasajes del bosque, todos implotaron. En vez de eso, se veían manchas grises de vacío, huecos que causaban pánico a todo ser viviente. La ONU se encontraba alarmada porque aquellos abismos opacos empezaban a salirse de control, ya toda la humanidad estaba en histeria. Los gobernantes asistentes a la reunión no sabían qué hacer ni qué solución plantear, cuando de entre la gente se levantó un nuevo héroe para proponer algo. Les dijo que había cinco perspectivas principales iniciadoras del movimiento opositor y que él las cazaría para que restablecieran el orden. El nombre de este pequeño héroe simplemente era Vlue. Nunca especificó de donde venía: tenía un tamaño pequeño cual pigmeo africano, ojos orientales, pero con rasgos franceses, pies de egipcio, pero a la vez una nariz que solo podría ser turca y, por último, un acento que parecía venir de Brasil. En fin, Vlue empacó una maleta chica y se alistó para emprender un largo viaje, de su hazaña dependía ahora él mundo. A la primera perspectiva la atrapó en una esquina de Holanda, bastó amarrarla con unos rayos solares que prendían desde un arbusto que descansaba en una litera de piedras sofisticadas. La segunda fue más difícil, puesto que al norte de Uruguay y con el peso de la tarde necesitó alzar un cristal que desgarró con el reflejo del ocaso el asfalto y el esmalte; tuvo un logro increíble, al yuxtaponer la luz para acorralar a su objetivo. La tercera la encontró en un avión que iba de China hacia Australia, quebró la simetría de los conforts y se abalanzó sobre ella, interrumpiendo un adagio de ronquidos. Sujetó una onda de turbulencia para amarrarla, mientras tenía la apariencia de un triángulo transportador que desviaría a los pasajeros de su destino. La cuarta estaba enterrada bajo un búnker en el polo norte. Había blanco que se sentía bajo las plantas de los pies y negro absoluto sobre el cielo, en una esquina del mundo en donde no existen la noche ni el día. Tuvo que hacer una trampa de espectro óptico con las mínimas rayas boreales que se asomaban entre los pasajes de cristal ártico, para seducir de esa manera al punto de fuga y los colores sirvieran de carnada, fue como convirtió a la presa en una jaula isométrica. Todo iba bien, pero al encontrar en La India a la última perspectiva, ya era de noche y esta se podía camuflar a la perfección entre la selva. Vlue no podía encontrarla entre tanto carcajeo de los camaleones. La perspectiva esta vez parecía ser más fuerte que el pequeño héroe. Sentado en una roca, miraba las ondas del agua moverse taciturnas entre las penumbras calurosas. Fue entonces que una idea brilló en su mente de momento, lo que ella mostraba era una total soberbia, entonces esta vez la estrategia debía cambiar. Vlue se volvió a acercar entre la espesa vegetación y le habló entre la negrura absoluta, le propuso un pacto: que si cedía a reaparecer para el mundo, cambiarían de papel, ella podría ser el héroe y Vlue el punto de fuga frontal. Primero el silencio inmenso, después el cantar de las cobras reales adornaron los eternos minutos. Pero tras la aparición de la línea frontal, Vlue se convirtió en un destello luminoso, formado por varios puntos de fuga, el cual conectó desde la selva hasta Nueva Delhi. Desde ese momento, Vlue aparece por las noches, iluminando las vistas de frente, desde La India para todo el mundo y es la perspectiva más bella de todas. Mientras tanto, a la quinta perspectiva frontal le fue entregada una medalla por parte de Las Naciones Unidas.