viernes, 27 de octubre de 2017

Poesía Horror Pop no 5: Pecera


Pecera
Yo tenía una pecera en donde se ahogaron más de una vez mis aspiraciones
en esta había una gran superficie de agua y al fondo una capa espesa de petróleo
en la parte superior habitaban peces coloridos y ricas variedades
en la parte de en medio, peces casi olvidados y huevecillos descuidados de la superficie
en el fondo, peces ciegos y con extraños hábitos abisales
y más abajo la tenebrosa capa de petróleo.
En esta gran pecera vivía mi pez favorito, Sylvia
un día, Sylvia alegre, nadó en picada
desde las seis de la mañana
y yo en desvela la observaba, pendiente de mi presentimiento
siempre tuve miedo, ese fiel y vasto miedo
de que Sylvia tocara la capa de petróleo
anatemas líquidas y asfixiantes burbujas
que brotan sin oxígeno y con canto bélico
eran las que me anunciaban un devastador suceso
y ese día Sylvia nadó en picada
de las seis a las diez de la mañana
mientras escuchaba esa melodía de saxofón
parecía estar sonando con tristeza y me alegraba
vaya pobre Sylvia, tan impulsiva y desubicada
ese día de febrero que nadó sin detenerse
pasando el arrecife de los peces con mil tonos
pasando entre la alegría, el olvido y la ceguera
entre peces marginados, de luces firmes con faros.
Ay Sylvia
pobre de ti y pobre de mí
pobre Sylvia
nadaste ese día tan fuerte y de prisa
que caíste en la capa de petróleo
dejando dos huevecillos
dejando a tres vivos sin color.
Y desde ese día se convirtió en una hilera de huesos
un esqueleto desnudo flotando en versos prohibidos
solo eso quedó de Sylvia, levitando de regreso a la superficie
mientras tanto soplaba aquel potente saxofón afligido
aquel que golpeándome me había despertado a las seis de la mañana…


No hay comentarios:

Publicar un comentario