jueves, 20 de septiembre de 2018

Epifanía


En la clase que daba Banksy solo aceptaba a doce alumnos por curso
            el pacto era tomarla sin develar a nuestro maestro
                        pero alguien rompió dicho pacto                         y estando en la última clase
Banksy cantó un placebo:
 Tomad y pintad todos de él pues este spray es mi sangre y esta lata es mi cuerpo   
             callados soportábamos la presión sobre nuestra espalda–                                     –reventaban nuestros órganos en una sinfonía irreversible
                        entonces llegó la Interpol ¡todos pecho tierra!            
orinábamos el terror
Banksy supo ocultar la cara ante el poder judicial
                        los guardias lo llevaban encapuchado y con una expresión insólita
                                               como avatar en cautiverio                              cautivo y ausente
            ausentado de arbitrariedad
el viento jugueteaba con sus invisibles gestos
Mientras tanto nos quedamos en círculo por minutos que se derritieron en periodos                nos mirábamos las caras                      alguien había sido el delator
traté de hacer una sopa con mis ideales
            estaba tan mareado que no podía concentrarme
                         mi mente estaba saturada después de aclarar el Edén
y la anatema palpitaba de mi pecho conectando con los bolsillos de mi pantalón
            el corazón latía cerca de mi entrepierna y aceleraba la canción cruel
metí mi mano limpia al pantalón
saqué un puñado de sangre y oro
 mis compañeros de clase
me señalaron
y se levantó el telón del juicio 
me miraba fijamente un juez color vino            
su mirada era más agria que un
Lunes
 Azul
en un extremo estaba parado mientras me apuntaba un reflector
al otro lado logré ver a Banksy de espaldas bajo el vientre materno del juez
entre el jurado estaban La reina Isabel ll           El Papa Francisco l
Donald Trump                     Tony Blair     y          Benito Mussolini
todos gritando CULPABLE tras guitarras eléctricas y cantos de misa
Banksy entre humillaciones se terminó por derretir
ahora el juzgado me veía,
 a mi espalda, una esquina  del mundo, saqué todo el oro de mi bolsillo izquierdo y lo arrojé al escusado                         del bolsillo derecho saqué una soga
                        desde la esquina pude ver que apareció un esténcil con aerosol en forma de cruz                              pintado con todos los tonos del planeta
su sombra aterrorizó desde Inglaterra a El Vaticano
            occidente abrazó un incendio                  
ya solo faltaba concluir esta historia      me amarré la soga al cuello y me dejé caer

entre mis últimos segundos de asfixia logré escuchar al viento en soprano
todo fue eterno en lo último                     yo dormí                    el mundo me señaló
   y Banksy resucitó al tercer día.

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