lunes, 2 de noviembre de 2009

RDN Capitulo 3 Gael el señor de las cuerdas

La cita era media hora antes de a las cuatro de la tarde, precisamente hora en la que ensayaban, así que “El gurú” me entrenaba de doce a dos y de ahí se iba al lugar donde ensayaban, hacia una colonia recóndita de Pachuca llamada “El venado” poco conocida pero llena de misterios y leyendas urbanas. Algunos decían que era una parte de la ciudad poco civilizada, otros contaban que aún había partes que eran pantanosas y hasta se rumoraba de un criadero de cocodrilos. No estaba tan lejos como “Fraccionamiento Pitahayas” que ya era más que nada una aldea urbana, casi le faltaba tener su propio sistema y régimen. Pero “El Venado” era más extraño, tanto había escuchado de ese lugar que ya me entraba una gran curiosidad por saber si era verdad todo eso.
Estaba ya en la parada de autobuses en donde habíamos quedado de vernos así que me encontraba parado esperando a que llegara. Vi al “Gurú” aproximarse a lo lejos acompañado de un tipo también de pelo largo, moreno de buena complexión y forrado de negro, tenía una chamarra de piel que se le veía muy de motociclista o “moto rocker” y tenía varias cicatrices en la cara. Todo le daba una apariencia clara de ser un tipo rudo. Iba cargando una guitarra y “El Gurú” una tarola de batería.
-Hola León, te presento a Gael, él es el guitarrista
–Que onda, mucho gusto.- le estreché la mano.
-Que onda –Respondió con una voz agradable.
-Bueno, basta de charlas, se aproxima el camión hacia “El venado”-Dijo el gordito con su voz chistosa en un tono muy apático.
Al subir al autobús me senté con Gael, y tenía dos minutos de haberme conocido cuando ya me estaba contando su vida personal con su pareja. –Mi mujer y yo nos hemos llegado al extremo de golpearnos – me dijo, yo no entendía si le levantaba mucha confianza o siempre lo hacía con todos los que conocía. –Es amor, realmente es amor, pero muy agresivo, yo en verdad la quiero pero al parecer los golpes marcan una especie de medida en nuestra relación. De hecho la conocí porque le pegué sin querer en la cara en medio de una golpiza dentro de un evento de rock. Después la agarré antes de que se cayera por el impulso y al sostenerla en ese fragmento de segundo en medio de la guerra la vi a los ojos y supe que la amaba. Saqué papel de baño para limpiarle la sangre y le pedí disculpas y de ahí nació el amor y llevamos tres años pasándola increíble. Solo que cuando se enoja y se alborota me empieza a golpear incluso una vez en su casa me dio en la cabeza con la sartén por eso traigo esta cicatriz en la frente, me la abrió con ese golpe pero después fue muy linda porque me atendió y me sanó la herida.
-Vaya amor el de ustedes –Comenté sorprendido y como niño pequeño seguía preguntando -Tus otras cicatrices ¿También son por problemas amorosos?
-No mi hermano, ve, esta que tengo en la nariz fue cuando me pelee con mi hermano, me dio un golpe y me rasgó con su anillo de matrimonio, no tengo idea como pasó pero así me quedó la marca. ¿Y vez esta cicatriz en la barbilla? esa fue una noche que me pelee con siete tipos, uno incluso llevaba un tubo que se lo quité en dos movimientos, una patada y un empujón. ¿Y vez esta otra cicatriz en el brazo? –Dijo quitándose una pulsera de picos en la muñeca izquierda. Precisamente le atravesaba de la muñeca hasta el brazo. –Esta me golpearon con un pedazo de la defensa de un bocho.
-Porque te golpeas tanto ¿Te gusta buscar líos?
-No, los problemas me llegan solitos, lo bueno es que desde que era niño entreno un buen de cosas: “tae kwan do”, “kick boxing”, “ninjitzu”, “kung-fu” y pues la verdad ya me gustó este asunto de pelearme, ¿ahora entiendes porque madree a siete cabrones que se andaban pasando de listos con una chica?.
-¿Conocías a la chica?
-No, yo solo iba pasando y vi que la acosaban, entonces me metí a defenderla, desde ahí me ella me ama pero lo malo es que soy hombre de una, aunque de vez en cuando me escapo a escondidas para ver a esta chica y le doy sus besotes. –soltó una carcajadilla agradable.
-¿En qué año naciste Gael y desde que edad entrenas todo eso?
-Soy del 85 carnal, entreno desde los seis años y a partir de los veinte comencé a dar clases, de hecho de eso vivo, doy clases de “tae kwan do” y “ninjitsu” en diferentes “doyos”. Ya que yo no estudio, me quedé a mitad de la preparatoria y después me valió madres la escuela.
-Vaya, yo también soy del 85, somos del año del terremoto de México. De hecho yo nací en abril y en septiembre esa catástrofe hizo que mi Mamá se viniera a vivir con migo a Pachuca. Se divorció de mi papá y él se quedó allá. Y cuando yo tenía 5 años mi mamá se volvió a casar con otro señor al que ahora también llamo papá, cuando tenía diez años tuvieron una bebé, que chistoso, tengo dos padres, al biológico lo veo seguido, lo suelo visitar al Distrito Federal – ¡Increíble! esa historia no la suelo contar a nadie a la primera de conocerlo, así que también me estaba desenvolviendo con Gael. Quería decir que empezaba a haber un lazo de amistad bueno.
-¿Y qué se siente tener dos papás carnal?
-Es extraño, el papá de aquí a veces lo siento un poco ajeno a mí, a veces es muy poco afectuoso. Algún tiempo nos llevábamos muy mal y hasta tuvimos que ir a un psicólogo familiar, pero ahora ya es mejor nuestra relación aunque él no está muy de acuerdo en que me meta a un grupo de “rock”, teme a que deje mis estudios –En eso voltee como involuntariamente a ver de reojo al “Gurú” a ver si estaba escuchando porque a mi mente llegó esa pregunta “¿Te atreves a dejarlo todo por la música?” Iba sentado mirando al vacío con su pose de brazos cruzados y su cara de pocos amigos. Jamás supe si escuchó lo que platiqué con Gael.
-Oye carnal ¿Y a que te dedicas? –Preguntó Gael pero en eso el camión dio la vuelta hacia dónde íbamos a bajar. Justo como lo habían contado, “El venado” era una dimensión paralela, un umbral entre la civilización y el pantano. El camión nos llevaba por una carretera bien pavimentada, pero a los lados se veían terrenos de agua estancada, al fondo de la carretera ya se veían casas. El camión llegó precisamente ya donde estaban las viviendas y “El Gurú” nos dijo que nos bajáramos con ese tono frío y chistoso.
-Perdón carnal –Le dije a Gael –No te dije a que me dedicaba porque pues no conocía “El venado” y pues me quedé..
-¿Te quedaste sorprendido carnal? –Me robó la palabra como si leyera la mente –No te preocupes, varios que nos han acompañado hasta este lugar se quedan igual.
-Pero bueno –Seguí, yo me dedico a dibujar y pintar, amo el arte y estudio la licenciatura en artes visuales.
-Que chido carnal ¿No traes dibujos?
-No carnal te los debo, pero así como tus pasiones son las peleas, mi pasión es el dibujo, la pintura y el cómic.
-De hecho mis pasiones son las artes marciales, esta guitarra y mi señora que por algo la amo, me ayuda a entrenar cuando estamos enojados –Los dos soltamos una carcajada y posteriormente sacó su guitarra eléctrica de su estuche, era genial, el diseño y la forma. Después se puso a tocarla, la manejaba con una fluidez increíble, como si estuviera manejando cualquier cosa hacía unos requintos geniales. Tenía bastante talento. En eso “El Gurú” interrumpió -¿Alguien quiere pasar a la tienda antes de que entremos a la casa del “Orgas”? La verdad yo quiero mi “Gansito” si no, no estoy feliz en el ensayo. –Dijo con un tono algo gracioso que no podía yo creer.
-Yo te acompaño- dijo Gael y los dos se metieron a la tiendita de la esquina y al salir fue un suceso demasiado gracioso “El Gurú” con su cara de “no me toques porque pego” comiéndose su “Gansito” y Gael con su apariencia de asesino, con chamarra de cuero, pulseras de picos y cicatrizado por todo el cuerpo, bebiendo un juguito “Jumex” de mango. Yo tenía inmensas ganas de soltarme a carcajadas.
Nos aproximamos a la casa donde íbamos a ensayar, la casa del “Orgas”. Estaba yo a punto de conocer el espacio que iba a darle un giro a mi vida y que marcaría los próximos días de mi existencia.

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