sábado, 9 de mayo de 2015

Morbo colectivo, La controversia de El cien pies humano 3.

Morbo colectivo. La controversia de “El ciempiés humano 3” León Cuevas Apenas dado a conocer el tráiler de la última película, de la trilogía más morbosa de las recientes décadas, cautivó la atención de cientos de espectadores de entre quince a treinta y cinco años. El tráiler muestra que esta nueva cinta se efectuará en un escenario diferente al de las otras dos, y será en la cárcel de Guantánamo, dándole un toque más estadounidense a la afamada saga de “El ciempiés humano”. Pero antes expliquemos: ¿qué es “El ciempiés humano”? Una cinta que se exhibió en el 2009 y que fue prohibida en varios países. No hay una gran trama, se trata de un científico loco interpretado por el actor Dieter Laser, que une a tres personas de la boca a la parte trasera, para crear un solo aparato digestivo, entonces lo que defeca uno lo debe comer el otro. ¿Asqueroso, repugnante? Sin embargo la cinta y su secuela, que es mucho más densa, se han vuelto una sensación, sobre todo para el público más joven. ¿Por qué? La sociología y la psicología se encargarán de responder eso.
Regresando al tráiler de la última película que cerrará la asquerosa trilogía, aparece una nueva polémica, el asunto de que van a unir a quinientos presos de Guantánamo para formar un enorme ciempiés humano. Podríamos decir por un lado que por primera vez van a experimentar con psicópatas, criminales y gente que aparentemente no es inocente, como en las otras películas. Pero al mismo tiempo, si vemos la realidad, sabremos que muchos de los presos de ahí no son culpables. ¿Entonces, “El ciempiés humano tres” es acaso una crítica social gore? Llama la atención que reaparecen los dos villanos de las anteriores cintas, Laurence. R. Harvey, psicópata de la segunda película y el conocido Dieter Laser, el doctor loco de la primera, que aparece de pronto en el tráiler, irrumpiendo con un arma y que sobresale no como un villano, sino como un verdadero héroe, pues va a unir a todos los retorcidos carceleros en una merecida tortura. Ahora la pregunta insistente sigue siendo, ¿cómo es que la franquicia del director Tom Six ha causado tanta aclamación? Los sociólogos lo pueden explicar, pero podremos darles una pequeña ayudada. Es posible que una parte de la teoría de Jean Baudrillard sobre el simulacro sea cierta. Él dice que cuando hay algo exagerado se vuelve más irreal, aquí entonces la violencia y la repugnancia son tan exageradas que se vuelven demasiado inverosímiles, al nivel de que pocos se la creen y da como resultado un morbo colectivo; los jóvenes pueden mirar las escenas como una secuencia cómica o fantasiosa. Puesto que lo trágico nos puede hacer sentir identificados con los personajes, pero lo cómico nos puede alejar de esa identificación, entonces pueden disfrutar y contemplar con un bote de palomitas a tres, doce o quinientos desafortunados unidos de la boca al trasero y comiendo desechos, increíble pero cierto. Y pues todos estos espectadores esperan con ansias al mes de mayo para ver este tercer filme.

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